viernes, 11 de abril de 2014

El insomnio y algunos consejos para dormir bien.


El insomnio es hoy en día una de las consultas más frecuentes en la oficina de farmacia. De hecho, se calcula que aproximadamente la mitad de la población han padecido o padecerán este trastorno en algún momento de su vida. 

Un acelerado ritmo de vida, la toma de ciertos medicamentos, el estrés o el consumo excesivo de excitantes, pueden ser el origen de un problema difícil de solucionar si no se toman las medidas adecuadas.

El insomnio se define como un trastorno que consiste en la incapacidad o dificultad para dormir, ya sea porque cueste conciliar el sueño, porque existan despertares nocturnos o porque el individuo sufra despertares precoces, siendo ya imposible volver a conciliar el sueño.

El insomnio puede ser originado por causas fisiológicas (modificaciones en el horario del sueño, la toma de estimulantes), psicológicas (estrés, un acontecimiento emocional fuerte...), psiquiátricas (anorexia nerviosa, ansiedad, depresión...) o debido a la toma de ciertos medicamentos (excitantes, cafeína, algunos antidepresivos...). En todos estos casos, lo primero que debe tratarse es la causa de este insomnio. Exite también el insomnio primario o idiopático, que es el insomnio del cual no se ha podido determinar la causa.

Tratamiento farmacológico y no farmacológico.

Existen diversos tratamientos para el insomnio: plantas medicinales (valeriana, tila, pasiflora, espino blanco o amapola de California); antihistamínicos en los que se aprovecha su efecto sedante (doxilamina), hormonas naturales (melatonina) o benzodiacepinas, fármacos con una mayor potencia y que requieren receta médica. 

Pero en muchas ocasiones el insomnio y otros problemas de sueño son debidos a unos malos hábitos del paciente. Por eso, antes de plantearnos hablar de cualquier tratamiento médico debemos tener en cuenta unas pautas que constituyen la llamada higiene del sueño, estas recomendaciones son el primer paso a seguir  para lograr un sueño reparador.
  • Horario: Las horas recomendadas de sueño son entre 7 y 8 horas diarias. Debe establecerse un horario constante de sueño: acostarse y levantarse aproximadamente a la misma hora, con variaciones de máximo 30 minutos. Acostarse al notar los primeros síntomas de cansancio (bostezo, párpados pesados...), si se espera demasiado tiempo el sueño puede desaparecer.
  • Alimentación: La cena es muy importante, debe realizarse dos horas antes de acostarse y evitar consumir a esta hora productos como carnes rojas, comidas grasas y bebidas estimulantes (café, té, refrescos con cafeína...). Es preferible realizar cenas ligeras (pescado, ensalada o hidratos de carbono de absorción lenta...). La ingesta de dulces o hidratos de carbono de absorción rápida provocan hipoglucemia, causante de despertares nocturnos. Hay que evitar el alcohol y el consumo de tabaco, ya que son excitantes que favorecerán el insomnio.
  • Deporte: Realizar ejercicio físico durante el día favorece el sueño, pero éste no debe realizarse entre las dos o cuatro horas anteriores a acostarse, pues entonces activará nuestro organismo. Por tanto, debe evitarse la realización de cualquier esfuerzo físico o intelectual antes de acostarse.
  • Ambiente en la habitación: Disminuir el tiempo que se pasa en la cama y en la habitación, debe usarse la cama solamente para dormir o realizar otro tipo de actividades relajantes. Temperatura moderada y ambiente tranquilo. 
  • Otros hábitos:  Evitar también las siestas diurnas o, en caso de que sean necesarias, que éstas nunca duren más de 30 minutos. 
  • Baño relajante: Es recomendable darse un baño relajante antes de irse a dormir, este efecto se puede potenciar añadiendo una infusión de tila al baño o unas gotas de aceite esencial de lavanda.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Copyright Text